¡Y volvimos a París!…
Longchamp recuperó al público europeo para el Arco número 100 y los alemanes aprovecharon para volver a casa con el trofeo.
Texto y fotos: Jesús de Miguel
La pandemia impidió en 2020 que las habituales decenas de miles de personas que abarrotaban Longchamp cada primer domingo de octubre vieran en directo la victoria de un francés, Sottsass. Doce meses después los racegoers pudieron volver al hipódromo en un Arco que dominado por los participantes ingleses e irlandeses y que fue al final ganado por un alemán. Así, será difícil olvidar que en la edición 100 de la carrera otoñal de París, 101 años después de la victoria inaugural de Comrade, Torquator Tasso pagó 61/1 en Francia (72/1 en los SP ingleses) y llenó los bolsillos de los habituales aficionados teutones que año tras año ocupan la tribuna baja de Longchamp, frente a la meta, con sus banderas locales y el orgullo de su turf de aspiración de primera división.
Las cotizaciones altas suelen hacer dudar de la calidad de las carreras pero no fue éste el caso: el ganador y sus dos escoltas dieron una auténtico espectáculo en la pista e incluso el quinto clasificado y primer francés, Sealiway, acaba de vencer en el Champion Stakes de Ascot… palabras mayores. Fue una auténtica belleza ver como los tres grandes favoritos de la prueba, Adayar, Tarnawa y Hurricane Lane, presentaban su ataque a mitad de recta y la camisola amarilla, naranja y marrón de Torquator Tasso les daba batalla y finalmente demostraba mejor adaptación al blando y algo más de stamina. Podria decirse que también mayor calidad, pero en este caso un ausente, Alpinista, habría sido un serio aspirante a la carrera (para sorpresa incluso de su entrenador, Mark Prescott) que había batido con la mencionada cuatro años a Torquator Tasso en agosto.
El fin de semana del Arco que podemos considerar como primero de la nueva normalidad dejó algunos datos de interés. Longchamp no se llenó como solía en la jornada del domingo y moverse por el recinto fue mucho más cómodo, Faltaron los bulliciosos japoneses, pese a que tenían a dos representantes con una más que aceptable probabilidad de victoria. Por todo esto, no hubo esta vez los habituales problemas en las filas de taquillas de apuestas ni en las de restauración. El sábado la lluvia comenzó, si bien no muy fuerte, en la mitad de la jornada, pero el domingo cayó toda antes de comenzar las carreras, dejando después una tarde agradable para celebrar el gran día del turf francés.
En la jornada del sábado, Rodaballo volvía a poner en París presencia española al portar la mantilla número 1 en el Daniel Wildenstein, Grupo 2 sobre la milla. Enfrentándose a un grupo de buenos milleros europeos, el hijo de Lope de Vega tuvo un buen recorrido y llegó a la recta a rebufo de The Revenant, siguiendo su estela con aceleración buena pero insuficiente para pelear la carrera y llegando a meta en un no lejano séptimo puesto que puede considerarse una actuación más que honrosa.
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